Yumi es estricta consigo misma y con los demás, y ha llegado a convertirse en gerente de una importante floristería. Debido a su perfeccionismo, a menudo se le llama jefe arrogante a sus espaldas. En ese momento, llega una queja de Takimoto, un arreglista floral que es un cliente importante, de que las flores son de calidad inferior. Yumi se apresura a disculparse, pero Takimoto, que está enojado por su respuesta indiferente, se disculpa con calma.