Una muñeca sirvienta sucia que recogí en la calle. Mis pechos estaban hermosos cuando los cepillé en casa. Estaba tan emocionado que decidí correrme sobre la muñeca e irme a dormir. 'Ah...sería genial si pechos como estos existieran en la vida real...'...'¡Por favor, despierta, maestro! ¡Esta es la criada que recogiste ayer! ¡Gracias por darme vida!' Resulta que la muñeca de ayer tiene alma. El alojamiento es esponjoso y masticable.