No hay mujer que no se deje engañar por este aceite afrodisíaco, dice el hombre, que filma en secreto a chicas lindas, desde colegialas uniformadas hasta mujeres maduras casadas, sometiéndolas a tratamientos brutales cuando llegan a la tienda. El efecto del afrodisíaco es tan grande que las mujeres poco a poco sueltan sus suspiros y retuercen sus cuerpos, convirtiéndose poco a poco en esclavos sexuales masculinos. Ella juega con su coño y ruega por sexo crudo, y al final, ¡se corre y se corre dentro de ella! El momento en que una mujer se convierte en pervertida es una visita obligada.