Sei, un joven que se mudó a la casa de al lado, es un fanático de la limpieza. A Yuko, que estaba preocupada por su nervioso marido, le preocupaba que Sei creciera y se volviera igual que su marido. Los hombres deberían vivir de forma más salvaje. Un día, Yuko visita la habitación de Sei, donde incluso los controles remotos están cuidadosamente alineados, y el pastel que entregó cae al suelo (¿deliberadamente?). Y Sei grita cuando ve ese trágico piso.