Su esposa Arisa, que ha estado felizmente casada durante cinco años, tiene el problema de no poder confiar en nadie. Eso es algo que nunca he sentido durante el sexo. Arisa decidió que no podía dejar que las cosas siguieran así y visitó una clínica de frigidez. En nombre de examinarla, el médico toca el cuerpo de Arisa de manera lasciva. “¿Es esto realmente un tratamiento?”, me preguntaba.