Mientras mis colegas a mi alrededor esperaban con ansias su próximo viaje de empresa de dos noches y tres días, mi jefe, que llevaba seis meses en la empresa, me regañaba constantemente. Y como no tengo mucha experiencia con la empresa, me ordenaron quedarme. La oficina estaba silenciosa y solitaria, pero parecía que no era el único al que le habían pedido que se quedara. Parece que siempre he soñado con conseguir un trabajo desde que entré a la empresa.