En cierta cafetería, mujeres casadas que no están satisfechas con su vida sexual con sus maridos se reúnen en busca de un encuentro. Consciente de la mirada del cliente masculino sentado a su lado, la provocó con tiros de bragas desprotegidas y unos pechos que nunca le había mostrado a su marido. Noté su polla erecta y lo invité al baño con la mirada, agarrándola e introduciéndola. Me invitaron dentro de la tienda, al aire libre y en mi casa para tener relaciones sexuales sin que otros clientes se enteraran.